lunes, 26 de octubre de 2009

Historias para meditar I

RITUAL DE LOS INDIOS CHEROKEE PARA EL PASO DE LA INFANCIA A LA JUVENTUD
Cuando el niño empieza su adolescencia, su padre lo lleva al bosque, le venda los ojos y se va dejándolo solo.
El niño tiene la obligación de sentarse en un tronco toda la noche y no puede quitarse la venda hasta que los rayos del sol brillan de nuevo en la mañana.
No puede pedir auxilio a nadie, pero una vez que sobrevive a esa noche, ya es considerado un hombre. Jamas puede contarle a los otros muchachos sobre esta experiencia, porque cada chico debe entrar en la masculinidad por su cuenta.
El niño esta naturalmente aterrorizado, puede oír toda clase de ruidos, bestias salvajes que rondan a su alrededor, lobos que aullan, quizás algún humano que pueda hacerle daño.
Percibe el viento soplar y hasta la hierba crujir, pero permanece estoicamente sentado en el tronco, sin quitarse la venda ya que es la única manera en que puede llegar a ser un hombre.
Luego de esa horrible noche, aparece el sol y el niño ya convertido en hombre se quita la venda...Es entonces cuando descubre a su padre sentado junto a el.
Su padre no se ha ido, ha velado toda la noche en silencio, sentado en un tronco para proteger a su hijo del peligro sin que el se de cuenta.

Nota de FADis:
¿cuantas noches y días hemos velado junto a nuestros hijos sin que se dieran cuenta?
No importa si aun son niños o si ya son adultos, no importa si nos necesitan o ya pueden cuidarse solos, tampoco importa si son discapacitados o no, incluso ni siquiera importa si tienen puesta la venda aun o ya nos descubrieron... Siempre estaremos sentados en el tronco, tratando de evitarles el peligro.

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